Descripción
Los hombres y los dioses poseen diferentes voces. En las voces de los hombres encontramos la felicidad y el sufrimiento del enamorado, la tristeza que causa un ser que no se puede olvidar, la melancolía del enfermo, la vacuidad del trabajador y la risa chirriante del orate; en las voces de los dioses hallaremos el deber del profeta, las reflexiones del filósofo, la cólera y la benevolencia de las divinidades, las palabras generadas desde los bailes místicos, las letras enigmáticas y los sonidos de la naturaleza.
El lector podrá darse cuenta, en la sensación que causa la poesía, que los hombres y los dioses se superponen y hasta pierden el límite de sus nombres: los hombres se vuelven dioses, los dioses se vuelven hombres y los hombres y dioses se vuelven un solo ser.
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